Devocional:
Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza, Seguridad mía desde mi juventud. (Salmos 71:5 )
La realidad:
¿En qué o en quién has estado poniendo tu esperanza? ¿Qué has estado aguardando? Todos esperamos que algún evento se materialice en nuestra vida. Todos vivimos esperando que las cosas buenas que nos hemos imaginado lleguen en algún momento a nosotros. Sin embargo, tener la verdadera paciencia que es la actitud de esperar con regocijo y mente positiva, además de con un corazón lleno de fe, sólo es posible por la poderosa acción del Espíritu Santo en nuestras vidas; afirmación además legada por el apóstol Pablo cuando dijo: “Que el Dios de la esperanza os colme de toda alegría y paz por vuestra confianza en él, para que reboséis de esperanza por el poder del Espíritu Santo.” (Romanos 15:13)
El rey David, también nos muestra un ejemplo poderoso, de dónde poner nuestra esperanza en momentos apremiantes, pues Él conocía muy bien dónde estaba su verdadera fuerza, y era consciente de que no se sabía librado por la fuerza de su brazo, la potencia de sus carros, o la velocidad de sus caballos; Él esperaba y confiaba en Dios: “Unos confían en los carros y otros en los caballos, pero nosotros confiamos en el nombre del Señor, nuestro Dios”. (Salmos 20:7) Desde muy joven aprendió a poner todas sus esperanzas en Dios. Se enfrentó a innumerables desafíos. Vivió terribles conflictos familiares, pero en todo momento su confianza estuvo puesta en Aquel que es Poderoso para hacer infinitamente más que todo lo que pensamos o esperamos.
Cuando ponemos nuestras vidas en manos del Señor y confiamos en Él, Su gracia nos sorprende con obras que superan nuestras expectativas humanas. Él nunca falla ni miente. Todo lo que hace es perfecto. Su fidelidad hacia nosotros se demuestra cada día. Confiar en Dios y esperar Su acción es el resultado de una decisión, de una elección. Puedo confiar en las personas y esperar que hagan algo por mí. Pero si Dios no es mi esperanza, mi expectativa se verá frustrada.
Que Dios nos haga avanzar hacia la victoria con un corazón lleno de fe y esperanza. Que tengamos una actitud positiva incluso cuando los vientos sean contrarios. ¡Él es nuestra esperanza, Él es nuestra confianza!
Declarando la promesa:
Hoy declaro que mi esperanza está puesta en Mi Dios, el poderoso Pastor que con amor y fidelidad da la vida por sus ovejas, las guía a caminos de bendición y las protege de los valles oscuros. En mi aflicción no dudaré ni temeré porque El Señor estará conmigo y me librará.
Oración
Señor, renueva mi esperanza, aún en medio de las difícultades, y hazme dócil y humilde a los retos que coloques en mi vida, para transformarme y hacerme crecer en virtud, pues sé que sólo deseas lo mejor, para cada uno de Tus hijos, y tus planes, serán siempre para ellos, los más altos y perfectos. En el nombre de Jesús, Amén.