Devocional:
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. (Juan 10:10)
A menudo, tras las grandes victorias, aparecen los mayores retos y tentaciones de la vida. He descubierto que después de grandes bendiciones en mi vida, después de que Dios actúe de forma poderosa, el enemigo va a intentar desafiarnos.
Piensa en ello. Después de que Dios actuara de forma poderosa a través de Elías en el monte Carmelo, el profeta se desanimó tanto que quiso morir. Después de que Jesús se transfigurara, bajó de la montaña y se encontró a un endemoniado esperándoles. Después de que Jesús fuera bautizado en el río Jordán y el Espíritu Santo descendiera sobre él en forma de paloma, Dios dijo: “Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3,17). Luego fue conducido al desierto para ser tentado por el diablo. Después de la paloma vino el diablo.
Satanás siempre estará ahí para desafiar lo que Dios ha hecho. El enemigo intentará derrumbarte después de que Dios te haya bendecido, de que hayas obtenido por tus méritos una gran alegría, de que los vientos hayan soplado a Tu favor en medio de la gloriosa voluntad del Señor para Tu vida. Sales del aparcamiento y te enfrentas a una dura tentación. Te preguntas cómo ha podido ocurrir, pero ésa es sólo una de las formas de actuar del enemigo. Quiere hacerte la vida imposible. Y lo que es más importante, quiere robarte todo lo que Dios ha hecho en tu vida.
Y es que no luchamos contra la carne sino contra potestades espirituales (Efesios 6:12) que nos observan y buscan vulnerabilidades. Por eso tenemos que orar por cualquier persona que sepamos que Dios ha utilizado. Y por eso tenemos que apoyarnos mutuamente. Cuanto más te esfuerces y avances para ser utilizado por el Señor, más protección, fuerza y resistencia tendrás para afrontar los ataques de los enemigos de nuestra alma.
Oración
Señor, dame valor y coraje para luchar contra los enemigos que quieren matar no el cuerpo físico sino el alma. Defiéndeme del enemigo que desea mi oscuridad y borrar todas las bendiciones que en Tu amor me brindas. No apartes Tu presencia de mi vida Señor y cuídame siempre del mal. Te Lo Pido, En El Nombre de Jesús, Amén.