En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. Mateo 14:22
Después de que Jesús alimentó milagrosamente a cinco mil personas con unos pocos panes y peces, envió a los discípulos a un viaje que finalmente los llevaría a una tormenta. La implicación en el pasaje es que ellos no querían ir, pero Jesús insistió. Muy pronto, los vientos y las olas comenzaron a azotar su barco. En el mejor de los casos, los discípulos podrían haber pensado que se estaban desviando del rumbo o que llegarían tarde. En el peor de los casos, es posible que temieran a la muerte. Pero Jesús sabía que necesitaban aprender la importante lección de que Él no solo es el Soberano sobre el viento y el mar, sino también el Señor omnipotente de sus vidas.
Lo mismo es cierto para ti. Jesús tiene un plan para llevarte a través de las tormentas que estás experimentando. También tiene un horario específico. Sus propósitos son perfectos, incluso cuando no los entiendes o afectan tus metas personales. Pero ten la seguridad de que Jesús está contigo en las tempestades, independientemente de su naturaleza u origen, y que Él tiene un plan divino para sacarte adelante. Y así como los discípulos llegaron exactamente a donde necesitaban estar cuando se suponía que debían estar allí, tú también lo harás.
Señor, enséñame a confiar completamente en Ti en las tormentas de mi vida. Que nunca dude que tienes un plan de victoria y de bien, aún cuando la espera sea difícil y la angustia de la dificultad cargue de preocupación mi corazón. Y que en esos momentos sepa, Padre, que me llevarás a puerto seguro sin importar el tamaño de mis tormentas. En El Nombre de Jesús, Amén.