Él guarda las almas de sus santos; los libra de mano de los impíos. Salmo 97:10
Las personas de la Biblia no eran diferentes a ti. Ellos también enfrentaron luchas, emociones intensas, triunfos, fracasos, sueños y desafíos muy parecidos a los tuyos. La tecnología ha cambiado, pero el corazón humano sigue siendo el mismo. A veces leemos sobre lo que Dios hizo en la vida de Abraham, Moisés, David o Josué, y pensamos: «Eso jamás podría pasarme a mí». Pero la realidad es que ellos vivieron con las mismas limitaciones, temores y presiones que tú enfrentas hoy.
Ellos no vivían en una “cima espiritual”. Confiar y obedecer al Señor tampoco era más fácil en su tiempo. De hecho, hoy tú tienes un privilegio aún mayor: el Espíritu Santo mora en ti de manera permanente, y tienes a tu alcance toda la revelación de la Palabra de Dios. Ellos no contaban con esto como tú lo tienes ahora.
Lo que la Biblia nos muestra son esos momentos extraordinarios donde Dios obró con poder en sus vidas. Pero la base de esos momentos fue su caminar constante, día tras día, con fe y perseverancia en medio de luchas, tristezas, fracasos y desafíos. Ellos se mantuvieron firmes, y por eso Dios pudo obrar a través de ellos.
El Señor quiere hacer lo mismo contigo. Sigue caminando con fidelidad, incluso cuando las cosas se pongan difíciles. Persevera y verás la mano de Dios obrando en tu vida, tal como lo hizo con ellos.
Señor, gracias por los ejemplos de fe y perseverancia que me dejaste en las Escrituras. Ayúdame a confiar en que, así como Tú te manifestaste en la vida de tus siervos, también obrarás en la mía. Fortaléceme para seguirte con constancia, para perseverar cuando me sienta débil y para recordar que Tú estás conmigo en cada paso. Lléname con el poder de tu Espíritu Santo y guíame por medio de tu Palabra, para que pueda caminar en fe y ver tu obra en mi vida. En el nombre de Jesús, Amén.
