Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere. 1 Corintios 12:11
¿Se ha dado cuenta el creyente de que existe un ministerio preparado de antemano por Dios específicamente para él? A veces, esta idea parece aplicarse solo a quienes han sido llamados a ser artistas, predicadores o misioneros, mientras que otros dudan de su propio valor o propósito. Sin embargo, el Padre tiene oportunidades de servicio cuidadosamente diseñadas para cada persona, en las que su combinación única de talentos, personalidad y dones espirituales encaja perfectamente. Él ha colocado a cada uno en un momento determinado de la historia y entre personas específicas para que sea Su representante. Por ello, permite que crezca espiritualmente, con el fin de capacitarle para ministrar a otros con sabiduría sobrenatural, compasión y generosidad.
Es clave destacar la palabra «sobrenatural». Porque no es un esfuerzo meramente humano: es Dios mismo quien inspira y da poder al creyente a través de Su Espíritu. Si permanece en comunión con Él, el Señor le mostrará lo que debe hacer. Y cuando sirva a los demás siguiendo la guía del Espíritu Santo, las vidas a su alrededor serán transformadas de manera eterna.
Entonces, ¿de qué forma ha guiado Dios a cada uno para que lo represente ante los demás? No hay razón para temer lo que el Señor pide. Quien confía en el Espíritu Santo verá que Él obrará con poder y traerá gloria a Su nombre.
Señor, gracias por haber creado un propósito único para cada uno de tus hijos. Que cada creyente confíe en que ha sido equipado con talentos y dones espirituales para servir y reflejar tu gloria. Ayúdales a mantenerse conectados contigo, a seguir la guía del Espíritu Santo y a actuar con valentía en el cumplimiento de tu voluntad. Que puedan ser instrumentos de transformación eterna, sabiendo que tú mismo estás obrando en ellos. En el nombre de Jesús, Amén.
