El alma del perezoso desea, y nada alcanza; Mas el alma de los diligentes será prosperada. Proverbios 13:4
Muchas veces, la gente dirá: «Tengo un problema, pero sé que Dios lo arreglará» es claro que esta afirmación es una gran muestra de fe, pero no debe convertirse ella por si sola, en un impedimento que nos haga quedarnos sin poner de nuestra parte y sumar a la obra del Señor.
Tal vez los que únicamente hagan esa afirmación, esperan que el Señor anule su voluntad, sus emociones y sus procesos de pensamiento, algo que Él no hace excepto en los casos más extremos en los que están involucrados Sus planes y propósitos eternos. Desafortunadamente, una actitud de no hacer nada usualmente resulta en un estado de no hacer nada. Nunca debemos esperar que Dios haga todo por nosotros y no exija nada de nosotros. Esto no quiere decir que salgamos corriendo y hagamos lo que nos plazca. Más bien, en todo, debemos buscar al Padre y ser obedientes a Él.
Un agricultor mayor dio este consejo a un joven agricultor: “Pide a Dios que te muestre lo que quiere que cultives y cuándo plantar. Luego siembra la mejor semilla que puedas comprar. Pídele que alimente las semillas, luego cultiva la tierra, arranca las malas hierbas y fertiliza los cultivos a medida que maduran. Pídele al Señor que produzca una gran cosecha, y luego sal a recogerla cuando esté madura. Por último, pídele que te muestre cómo comercializar tus productos, y luego haz lo que Él te diga. No intentes hacer la parte de Dios. Y no esperes que Él haga la tuya”.
Y de esto se trata, querido hermana y hermano que lees estas líneas, equilibrar el trabajo grandioso que El Señor desea realizar en nuestra vida, con el esfuezo que también nosotros, sus hijos, debemos poner para ceñirnos a Su Palabra. Es un trabajo en equipo, que, con Nuestro Padre de los cielos a la cabeza, solo traerá los más bendecidos resultados para cada uno de nosotros.
Asi sea.
Señor, muéstrame qué hacer para que siempre pueda honrarte. Guíame en cada paso y ayúdame a cumplir mi parte en el trabajo glorioso que deseas realizar en mí. En El Nombre de Jesús, Amén.