La esperanza que se demora es tormento del corazón; Pero árbol de vida es el deseo cumplido. Proverbios 13:12
Cuando oras por algún cambio o bendición durante mucho tiempo, los retrasos pueden ser desesperanzadores, sobre todo cuando las circunstancias no salen como deseas o tus cargas se hacen más pesadas. Y en medio de esos tiempos de espera, pueden surgir retos aún mayores que hacen que parezca que la esperanza se ha esfumado y perdido para siempre. Esto suele desgastar incluso a la fe más fuerte, sobre todo cuando la bendición es tan importante y los retrasos son tan grandes.
Pero amigo, no importa lo que estés esperando hoy, en última instancia estarás mejor preparado y capacitado para ello si estás centrado en Dios. ¿Por qué? Porque cuando te centras en lo que te falta, la desesperación arraiga en tu corazón. Te obsesionas con tus propias limitaciones, lo que refuerza el dolor y la frustración en tu interior. No sólo eso, sino que puedes caer en la tentación de satisfacer tus necesidades a tu manera y no a la del Señor, y eso nunca acaba bien (Génesis 16).
La verdadera esperanza no se basa únicamente en tener un resultado seguro; es la confianza absoluta en el carácter y la capacidad inquebrantables de Dios, independientemente de tus circunstancias. Cuando pones tu mirada únicamente en el Padre, te das cuenta de la increíble fuerza, sabiduría y poder que se emplean en tu favor. A Dios no le afectan los obstáculos que te limitan e intimidan (Isaías 41:10). Del mismo modo, puedes tener confianza porque el Señor siempre sabe y proporciona lo que es absolutamente mejor para ti. Así que hoy, vuelve a centrarte en Él y ten fe en que lo que ha planeado es lo que realmente necesitas. Entonces tendrás la seguridad de que tu esperanza no se aplazará, sino que se cumplirá.
Señor, Tú conoces la pesadez que llevo en el corazón por la espera. Pero También eres Tú mi refugio y mi esperanza. Me centraré en Ti y no tendré miedo, confiando en que Tú me guías de la mejor manera posible, Padre. Aýudame a lograrlo, Te lo pido, En El Nombre de Jesús, Amén.