Muchos buscan el favor del príncipe; Mas de Jehová viene el juicio de cada uno. Proverbios 29:26
Es sorprendente con qué frecuencia nuestro futuro parece depender de las decisiones que tomen los demás. ¿Recibiremos ese ascenso? ¿Aceptará el seguro nuestras reclamaciones? ¿Aceptará esa empresa nuestra propuesta? ¿Ese juez fallará a nuestro favor? A veces parece como si los demás influyeran demasiado en nuestro éxito o fracaso.
Pero escribo “parece ser” y “parece” porque la verdad es que tu vida está en manos de Dios. Él abre y cierra todas las puertas que encuentras con fines eternos. Y si Él permite que experimentes alguna prueba, debes saber que, en última instancia, es por tu bien y por Su gloria.
En ningún lugar fue esto más evidente que en la cruz. Desde un punto de vista terrenal, Pilato, los dirigentes judíos y la multitud parecían tener el poder de enviar a Jesús a la muerte o de suspender la ejecución. Pilato llegó a decir: “¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, y que tengo autoridad para soltarte?” (Juan 19:10). Sin embargo, Jesús explicó: “Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba” (v. 11). Y comprendemos que Dios autorizó la crucifixión para nuestra salvación.
Del mismo modo, el Padre permite las circunstancias que estás viviendo también para Sus fines mayores. No se trata de la persona que toma la decisión, aunque parezca que tanto depende de lo que elija. Se trata más bien de que confíes en Dios en medio de esta situación y le permitas obrar en ti y a través de ti. Así que ten fe en el Padre y ten presente que tu justicia última vendrá de Él.
Padre, te agradezco que mi vida esté en Tus manos. Gracias por guiarme, aumentar mi fe, refinar mi carácter y protegerme en todas las cosas. En El Nombre de Jesús, Amén.