Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. (Mateo 6:13)
Las ovejas son famosas por vagar sin rumbo, lo que las pone inadvertidamente en peligro de toda clase de peligros: depredadores, cazadores furtivos y aguas contaminadas que las enferman. Inconscientes de las amenazas, necesitan pastores sabios y vigilantes que las alejen de los peligros, las protejan de los depredadores y atiendan con ternura sus necesidades.
Curiosamente, las Escrituras nos comparan con ovejas sin pastor (Mateo 9:36), como corderos que vagan sin querer por terrenos peligrosos. Proverbios 16:25 enseña: “Hay camino que parece derecho al hombre, Pero su fin es camino de muerte”. En otras palabras, cuando actuamos según nuestros instintos naturales sin la guía de Dios, elegimos sin querer un camino de destrucción (Romanos 7:5). Quizá sea ésta la razón por la que nos metemos en tantos problemas y nos enfrentamos a tanta confusión a la hora de tomar decisiones.
Sin embargo, Jesús se ofrece a ser nuestro Buen Pastor, prometiendo darnos lo mejor y protegernos del mal. Se compromete a guiarnos, protegernos y cuidar de cada uno de nosotros, no dejándonos caer en la tentación, sino librándonos del mal (Mateo 6:13). Por eso proclama el Salmo 23:1 “El Señor es mi pastor”. Gracias al carácter incomparable de Cristo, podemos seguirle con confianza.
Al leer esto, quizá te preguntes si Dios comprende la presión a la que estás sometido hoy y la necesidad que tienes de Su dirección, consuelo y sabiduría. Sí, así es. Dios te cuida íntima e individualmente: cada detalle de tu vida está bajo Su soberano cuidado. Puedes confiar en Él para las decisiones que tengas que tomar. Así que deja de divagar y empieza a seguirle. Y ten la seguridad de que Él no te fallará.
Señor, Tú conoces las preguntas que me hago y el miedo que tengo a tomar una mala decisión. Gracias por guiarme y por orientarme para que elija el mejor camino. En El Nombre de Jesús, Amén.