Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas. (Proverbios 3:6)
Hay pruebas tan sumamente difíciles y que te atraviesan tan profundamente que te dejan aturdida e incapaz de seguir adelante. Tal vez se trate de una pérdida emocional que drena cada pizca de energía que tienes. O puede ser una enfermedad física que te deja completamente sin fuerzas. Te sientes tan profundamente impotente y derrotada que no tienes los medios para seguir adelante.
En esos momentos, el Señor sólo te pide una cosa: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.” (Salmo 46:10). Por ello, estate tranquila. Deja de luchar. No te inquietes. Acaba con la agitación constante de tu mente mientras intentas resolver el problema con tus limitadas fuentes y capacidad. En lugar de eso, considera lo que significa que tu Padre celestial sea el Creador eterno, todopoderoso y sabio de todo lo que existe. Piensa en lo que significa disponer de todos Sus recursos dispuestos a acudir en tu ayuda.
Tu Dios comprende la desesperación a la que te enfrentas y es tierno contigo. Isaías 40:11 le describe como el Buen Pastor, que “apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente”. Sí, Él llevará tu fe al límite, pero nunca pretende hacerte daño. Al contrario, Su objetivo es verte triunfante y lleno de alegría.
Así que, sea lo que sea a lo que te enfrentes hoy, descansa en los brazos de tu Salvador con plena confianza, escucha los latidos de Su corazón y deja que Él te saque adelante. Ten presente que Él es Dios y que no te fallará ni te abandonará. Y ten la seguridad de que, cuando lo haga, Él te guiará por el camino que debes seguir.
Padre, sólo Tú sabes lo profundamente que me afecta esta prueba. Todo lo que puedo hacer es apoyarme en Ti y confiar. Gracias por llevarme, ministrar a mi corazón y enderezar mi camino. En El Nombre de Jesús, Amén.
