Conoce el justo la causa de los pobres; Mas el impío no entiende sabiduría. Proverbios 29:7
Nada en nuestras vidas está verdaderamente separado del Señor; de hecho, todo lo que nos concierne, está bajo Su mirada y tiende al bien y a lo correcto, siempre que sea ejercido en dependencia de Sus mandatos. El día que le entregamos nuestras vidas a Él, reconocemos que Él está a cargo de todo y en su perfección, es infinitamente sabio e infalible, para guiarnos. Sin embargo, con demasiada frecuencia tomamos decisiones por nuestra cuenta sin pedir al Padre la sabiduría necesaria para saber de forma certera, el qué hacer. Y cuando violamos este principio bíblico de negarnos directa o inconscientemente a clamar por la sabiduría del Señor, sobre cada aspecto de la vida, incluyendo la administración de las bendiciones materiales que Él nos da, estamos abriendo la puerta a todo tipo de calamidades.
Hay dos maneras sencillas en que particularmente, sobre la provisión material de Dios, violamos Sus principios de mayordomía sabia. Primero, somos derrochadores. Ya sea por descuido o por indiferencia, y no administramos sabiamente lo que Dios nos ha dado. Y segundo, elegimos la deuda. Gastamos más de lo que ganamos o pedimos prestado dinero a otros. En ambos casos, estamos en deuda con los demás. Esta no es la forma en que Dios quiere que vivamos (Proverbios 22:7).
El punto de mirar las provisiones materiales a través de la ventana de las Escrituras, es ver dónde te encuentras en Tu relación con Dios. Si estás bajo presión y estrés acerca de los recursos que percibes para tu subsistencia, o si en un caso delicado, debes más de lo que puedes pagar, entonces ello puede ser una señal, de que, en esa área en especifico te has alejado de caminar junto el Señor, el trayecto que Él mismo te ha señalado. La buena noticia es que nunca es demasiado tarde para acudir a Dios. Entrégale tus problemas, pídele perdón y permítele ser el Señor de toda tu vida. Él quiere bendecirte para que puedas bendecir a otros con lo que recibes. ¿Se lo permites?
Señor, ilumina mis ojos con respecto a todos los recursos y oportunidades que has puesto en mi mano. Revélame dónde soy derrochador para que pueda arrepentirme y caminar en Tu voluntad. Sé que el Tuyo es el único camino hacia la verdadera bendición. Por favor, ayúdame a alinear mis decisiones materiales con Tu voluntad, para que pueda honrarte en todo lo que hago. Enséñame a ser un buen administrador de los recursos que me has confiado, y ayúdame a gestionarlos con sabiduría y responsabilidad, siempre para Tu Gloria. Gracias por Tu provisión y por la sabiduría que me das para vivir una vida que bendiga a los demás. En El Nombre de Jesús. Amén.