Devocional:
El oído que oye, y el ojo que ve, Ambas cosas igualmente ha hecho Jehová. (Proverbios 20:12)
Dios nos dio nuestros sentidos para percibir el mundo que nos rodea. Pero, como creyentes, tenemos un privilegio adicional: el Padre nos dio ojos y oídos espirituales para observar cómo obra en nuestro favor y aprender Sus caminos.
Por desgracia, podemos quedar tan atrapados en nuestros problemas, por esas circunstancias de la vida que escapan de nuestro control, que podemos perdernos las pequeñas actividades de Dios y sus obras más simples en nuestro día a día. Así les ocurrió a los discípulos. En Marcos 8, Jesús alimentó milagrosamente a cuatro mil personas con siete panes y unos pocos peces. Incluso lo que sobró de la comida fue varias veces más de lo que tenían al principio. Cabría pensar que los discípulos aprenderían que Dios era su gran Proveedor.
Pero leemos que no mucho después de este milagro, los discípulos olvidaron “llevar pan… en la barca con ellos…”. Empezaron a discutir entre ellos sobre el hecho de que no tenían pan” (vv. 14, 16). Habían presenciado el milagro, pero no habían entendido nada. Jesús les dijo: “¿Por qué discutís sobre el hecho de que no tenéis pan? . . Teniendo ojos, ¿no veis? Y teniendo oídos, ¿no oís?. Cuando partí los siete para los cuatro mil, ¿cuántos cestos grandes llenos de pedazos recogisteis?” (vv. 17-20).
Los discípulos habían visto lo que Jesús podía hacer, pero no lo aplicaron a sus vidas. No cometas el mismo error. Dios está trabajando fielmente a tu alrededor, enseñándote y ayudándote. No estés tan centrado en tus problemas que te pierdas Su presencia y Su provisión. Vigílalo con ojos y oídos espirituales, y observarás las asombrosas formas en que Él ya está actuando en tu favor.
Oración
Padre, quiero aprender de Ti. Dame ojos y oídos espirituales para que pueda percibir cómo actúas de forma milagrosa en todos los detalles de mi vida. En El Nombre de Jesús, Amén.