Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. (2 Corintios 12:9)
Hay momentos en los que te sentirás débil, impotente para cambiar el futuro o superar los retos que tienes ante ti. En esos momentos, resiste la tentación de albergar ideas de derrota o de ceder a la desesperación porque, con cada pensamiento negativo, estás derribando tu vida y tu fe.
Puedes elegir cómo responder a tus momentos de inseguridad, de desconfianza y de temor, que son normales en nuestra vida, y hacerlo con la sabiduría que nos revela la Palabra en el versículo de hoy. Tal versículo nos revela que la persona sabia hace un esfuerzo consciente por construir en lugar de destruir. En otras palabras, puede que te sientas débil, pero puedes usar esa adversidad como lección para fortalecer Tu carácter, anclado en la fidelidad de Dios, asumiendo Su paz y descansando en Su cuidado, con lo que, en un próximo momento de prueba, estés más preparado que el anterior, para dar la buena batalla de la fe.
¿Cómo? Jesús dijo: “Todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica puede compararse a un hombre sabio que construyó su casa sobre la roca. Y cayó la lluvia, y vinieron las inundaciones, y soplaron los vientos y arremetieron contra aquella casa; pero no cayó, porque estaba cimentada sobre la roca” (Mateo 7:24-25). Creces fortalecido en fe y en confianza divina, cuando basas tu vida en la Palabra de Dios y la obedeces.
Querido hermano y hermana, las tormentas llegarán. Y si quieres ser capaz de mantenerte firme por muy intensamente que sople la tempestad, entonces una relación profunda con Jesús es la respuesta. En lugar de detenerte en pensamientos de derrota, debes volver tu mente a los principios y promesas de las Escrituras. ¿Por qué? Porque al hacerlo, se te recuerda que tu futuro no depende de tus fuerzas, sino del poder y la sabiduría del Señor, que da forma y moldea los días venideros.
Por tanto, si hoy te sientes débil, fortalécete pasando tiempo en la Palabra de Dios. El Señor no sólo te ayudará a superar tus dificultades, sino que las utilizará para hacerte aún más fuerte.
Oración:
Padre, me siento débil, pero estoy muy agradecido de que Tú seas mi futuro y mi fuerza. Edifícame con Tu Palabra para que pueda honrarte siempre. En El Nombre de Jesús, Amén.