Devocional:
Dios puede poner a prueba a sus hijos en cualquier momento de su camino terrenal, pero a medida que se desarrolla la madurez espiritual, en las pruebas mas dolorosas, encontraremos la paz para asumirlas y sobreponernos a ellas confiados en la misericordia incondicional e infinita de nuestro Padre Celestial.
Cada paso hacia el monte Moriah debió de ser duro para el corazón de Abraham, porque Dios había llamado a este hombre a ofrecer a su hijo prometido, Isaac, como sacrificio al Señor. Sólo a través de este “hijo de la promesa” Dios se había comprometido a bendecir al mundo entero. Fue a través de Isaac que la “Semilla” prometida iba a venir. Fue a través de Isaac, no de Ismael, que el Mesías iba a nacer – sin embargo, iba a ser sacrificado.
Abraham no sólo había sido salvado por la fe, sino que también debía vivir su vida por la fe. Estaba llamado a confiar en la Palabra de Dios en cada paso del camino, incluso cuando su lógica humana gritaba lo contrario. Abraham tenía que creer al máximo que las promesas que el Señor había hecho a través de su hijo Isaac, ciertamente se cumplirían – Abraham fue llamado a vivir por fe y no por lógica. Debía caminar por fe y no por vista.
Cada uno de los hijos de Dios está llamado a ofrecer su propio “Isaac” particular a Dios, y cada uno de nosotros puede tener que pasar por una prueba similar, en la que estemos llamados a ofrecer nuestro propio y querido “Isaac”, al Señor, cuando escuchamos la voz de Dios preguntando: “¿Me amas más que a tu propio y especial “Isaac”?” Que estemos listos y dispuestos a decir: “Hágase tu voluntad, no la mía”.
Oración:
Padre Celestial, sé que estamos llamados a vivir por fe y no por vista, las señales, la lógica o la intuición. Yo creo en Tu Palabra y no quiero que nada ni nadie en mi vida, tome Tu lugar. Padre, quiero ofrecerte mi vida como un sacrificio vivo. Quiero escuchar Tu voz y obedecer todo lo que se me pide, y ruego que en el poder del Espíritu Santo, pueda morir a mis propios deseos y vivir sólo para Cristo, Te lo pido en el nombre de Jesús, Amén.