Escucha:
“Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto” (Jeremías 17:7-8)
Piensa:
Tengo un amigo que vive en una finca ganadera en las amplias llanuras de Montana, en Estados Unidos. El camino hasta su casa es un sendero largo a través del terreno seco y árido del desierto, pero se destaca del resto por la hilera de árboles verdes y la vegetación frondosa que lo circunda. Uno de los ríos más hermosos para pescar truchas atraviesa la propiedad, y todo lo que crece cerca de sus orillas experimenta los beneficios de una fuente inagotable de agua revitalizadora.
Este es el cuadro que pinta Jeremías cuando afirma que aquellos que confían en el Señor son «como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces» (Jeremías 17:8). Tal vez hay muchos que prefieren el calor abrasador y la sequía asfixiante de una vida lejos de Dios, pero los que confían en el Señor serán vibrantes y fructíferos. Depender de Él es como poner nuestras raíces en el agua refrescante de su bondad. Nos fortalece la confianza en que su amor inalterable hacia nosotros nunca fallará.
Al final, Dios arreglará todas las cosas. Confiar en que Él convertirá nuestra tristeza en un beneficio y que utilizará el sufrimiento para que maduremos nos da poder para llevar fruto en una tierra seca y sedienta.
Ora:
Señor, renueva mis fuerzas cuando no me encuentro con ninguna, cuando me vence la angustia, la ansiedad, las situaciones que escapan de mi control. Ayúdame a esperar en Ti para recibir Tú aliento y recorrer confiado, el camino de Tú voluntad. Amén