En el mes tercero de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, en el mismo día llegaron al desierto de Sinaí. (Éxodo 19:1)
El versículo de hoy es una muestra de que muchos hombres y mujeres del Señor, héroes y heroínas de las Santas Escrituras, pasaron no sólo por una o dos pruebas sino por innumerables dificultades, consecutivas, que probaron su fe, pero de las que, salieron victoriosos al confiar plenamente en el Señor. Observemos en este pasaje, como después de José haber pasado por la traición de sus hermanos y vendido a una caravana de ismaelitas, es ahora vendido cómo esclavo para posteriormente acabar relegado al descrédito de la prisión (Gn 39). De seguro, por la cabeza de José paso la pregunta: ¿Dónde está Dios cuando ocurre algo de tanta dificultad?
Pero fiel como fue siempre José, un héroe de la fe, de seguro el mismo dio respuesta sabiendo que El Señor siempre está cerca, muy cerca de nosotros, y más aún cuando pasamos por las más apremiantes tormentas.
En dos circunstancias traumáticas, leeremos cuatro veces que el Señor estaba con José. Fue esa presencia santa y reconfortante la que sostuvo al joven hebreo mientras Dios lo preparaba para utilizarlo con un propósito mayor para su propia vida.
Has pasado por un sufrimiento terrible, ¿verdad? No tengas miedo. El Dios de José, que estuvo con él en la aflicción, es tu Dios, que te fortalecerá y te guardará en su maravillosa presencia.
Génesis 39 me recuerda que Dios está conmigo. Y eso es mucho más de lo que necesito.
Señor, dame la atención y la obediencia para escucharte a través de los medios que pongas a disposicion para ello: una persona, una palabra, una situación y cumplir Tu voluntad, transmitiendo fielmente las verdades eternas que el tesoro de Tu Santa Palabra nos ha legado. En El Nombre de Jesús, Amén.