Conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna. Judas 1:21
La palabra “amor” ha sido tan usada y, muchas veces, tan distorsionada, que para algunos ha perdido su verdadero significado. Sin embargo, el amor del que habla la Escritura —el ágape— es completamente distinto. Es un amor perfecto, desinteresado, perdonador y sacrificial, revelado plenamente en Jesucristo.
El amor de Dios no cambia ni disminuye con el tiempo ni con las circunstancias. No depende de nuestro desempeño ni de nuestras emociones. Así como el carácter de Dios es inmutable, Su amor por nosotros permanece firme ayer, hoy y por siempre.
Entonces, ¿qué significa “permanecer” en ese amor? No se trata de ganarlo, sino de vivir conscientes de él. Significa rechazar las mentiras del enemigo que intentan convencernos de que hemos perdido el favor de Dios por causa de las pruebas o dificultades. Permanecer en Su amor implica acercarnos a Él, confiar en Su fidelidad y obedecerle desde un corazón agradecido.
Cuando eliges permanecer en el amor de Dios, encuentras descanso, seguridad y dirección, aun en medio de la incertidumbre.
Padre, gracias por tu amor inmutable y perfecto. Ayúdame a permanecer en ese amor cada día y a no dejarme engañar por el temor o la duda. Enséñame a vivir confiado en tu fidelidad y a responder a tu amor con obediencia y gratitud. Quiero caminar cerca de ti siempre. En El Nombre de Jesús, Amén.