Devocional:
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. (Mateo 11:28-29)
¿Es posible vivir en paz y tranquilidad en medio de tanta agitación y confusión? ¿Es posible tener paz en medio de tanta guerra? ¿Es posible encontrar descanso para un corazón cansado de sufrir y entristecido por tantas decepciones? ¡Puedo decir que es posible! Porque mi alma ha encontrado descanso, ha encontrado paz, ¡ha encontrado descanso en Dios!
La Biblia declara que Jesús es el Príncipe de la Paz “Y será llamado Admirable Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de la Paz”. (Isaías 9:6) El Príncipe de la Paz nos invita: “Venid a mí todos los que cargados y yo os haré descansar.” (Mateo 11:28) Aceptar esta invitación es garantía de refrigerio y descanso para nuestras almas. Acudir a Jesús es abrir nuestro corazón y recibir la vida de Cristo. Significa reconocerle como Señor y Salvador de nuestras vidas.
Es renunciar a las riendas de nuestras propias vidas y entregárselas a Él, que puede hacer mucho más de lo que imaginamos. Venir a Jesús es encontrar la paz. Es encontrar el descanso incluso en medio de un mundo tan agitado y revuelto, lleno de conflictos, disputas y opresión. La paz que viene de Dios es incomprensible para el entendimiento humano (Filipenses 4:7). No depende de las circunstancias, sino de un corazón rendido al señorío de Cristo, un corazón lleno de fe y confianza en que Él tiene el control de todas las cosas y sabe lo que hace.
Encontramos un lugar de descanso para nuestras almas cuando nos rendimos por completo a los designios de Dios y empezamos a vivir su voluntad en nosotros. Aquel que es la Paz, morando en nuestro ser, genera la paz que tanto anhelamos.
Oración
Señor, que Tu paz, que es la verdadera, y nos trae también el verdadero descanso, llene nuestras vidas y sea refrigerio para nuestra alma, en medio de las pruebas y adversidades de la vida. En El Nombre de Jesús, Amén.