Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida. Salmos 23:6
¿Comprendes cuán profundamente te ama Dios? David sí lo entendía. Él reconoció algo extraordinario: que el Señor no solo nos cuida, sino que nos persigue activamente con su bondad y su misericordia. Qué imagen tan poderosa del amor del Padre. Todos los días de tu vida—en los momentos de alegría y en los de dolor—Su bondad y Su misericordia están siguiéndote con fidelidad.
Tal vez hoy te cueste aceptar esta idea. Tal vez piensas que Dios sí bendice, pero lo hace de forma limitada o selectiva. Quizás sientes que has fallado demasiado como para que Él te busque con tanto empeño. Pero la verdad no cambia: Dios te persigue con amor inagotable, sin condiciones, porque así es Su corazón.
Te invito a hacer un ejercicio sencillo pero poderoso: empieza cada mañana repitiendo en voz alta el Salmo 23:6. Graba esta verdad en tu mente: el bien y la misericordia de Dios te siguen todos los días. Hazlo también durante el día, y continúa practicándolo durante varias semanas. Con el tiempo, comenzarás a esperar activamente la bondad de Dios en tu vida. Verás lo que David vio: que Dios está a tu lado, buscándote, consolándote y expresando su amor de formas que quizás antes no habías notado.
No es una frase bonita para animarte. Es una promesa divina que transforma tu manera de ver cada día: la bondad y la misericordia de Dios te acompañan con fidelidad, hoy y siempre.
Señor, gracias porque tu bondad y tu misericordia me siguen todos los días, sin excepción. Aun cuando no lo merezco, tú permaneces fiel. Abre mis ojos para ver cómo me persigues con tu amor. Que aprenda a vivir con la certeza de tu presencia, esperando tu consuelo, tu gracia y tu provisión. Ayúdame a desarrollar un corazón agradecido, consciente de que me buscas cada día para hacerme bien. En el nombre de Jesús, Amén.