Devocional:
Las palabras de Jehová son palabras limpias, Como plata refinada en horno de tierra, Purificada siete veces. (Salmos 12:6)
El salmista dibuja un cuadro de plata purificada más allá de los estándares ordinarios. Describe un proceso que producirá plata pura al cien por cien. Toda impureza o residuo desaparece. Y de esa misma manera son Las promesas de Dios las cuales no están mezcladas con ninguna impureza. Han pasado por el fuego, y han sido refinadas y ofrecidas de la manera mas puras para los hijos del Señor.
David escribió: Salmos 119:140 Sumamente pura es tu palabra, Y la ama tu siervo. Dios no quiere que sus promesas sean teóricas; nos invita a ponerlas a prueba para que sepamos por nosotros mismos hasta qué punto son dignas de confianza.
Cuando la Escritura nos dice cómo conocer a Dios, utiliza palabras sensatas:
– ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.. (Salmo 119:103)
– Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado. (Efesios 1:18)
– Jehová el Señor me abrió el oído. (Isaías 50:5)
– Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden. (2 Corintios 2:15)
Piensa en esto: ¿Cómo describirías el sabor de una fresa a alguien que nunca la ha probado? No podrías. Las cosas que conocemos a través de los sentidos tenemos que aprenderlas de primera mano.
Lo mismo ocurre con el conocimiento de Dios. Sólo puedes conocerle por experiencia propia y por la certeza de sus promesas. Tienen que ser probadas en tu fuego.
Pero no puedes confiar en las promesas por su propio mérito. Una promesa es tan fiable como la persona que la hace. Si no conoces a aquel que promete, no tienes forma de saber si debes fiarte o no de la promesa.
Confía en Tu Padre Celestial, y en la duda de la adversidad, recuerda las tantas veces que Te ha librado, y verás que no necesitarás probar nunca su fidelidad, pues en su amor te la brinda renovada, cada mañana.
Oración
Padre fiel, cuanto más te conozco, más natural me resulta la fe. Muéstrate en las idas y venidas de mi vida, que por quien eres, todopoderoso y con el dominio de todo cuanto existe, garantizas y será cumplido todo lo que has prometido hacer. En El Nombre de Jesús, Amén.
