Devocional:
“Ruega al Señor, tu Dios, que nos diga adónde ir y qué hacer”. (Jeremías 42:3)
La realidad:
Es habitual que, cuando nos sentimos abrumados por la duda, empecemos a considerar las más variadas alternativas para resolver esa cuestión que nos está robando nuestra paz. Sin embargo, corremos el grave riesgo de tomar el camino equivocado si no presentamos el problema al Señor. En situaciones como ésta, lo mejor es buscar la guía de nuestro Padre celestial.
Cuando te niegas a caminar según la dirección de Dios, bien sea por consciencia propia o en medio del temor o la angustia causado por el problema que estás atravesando, no llegas a ninguna parte. O mejor dicho, no llegas al lugar donde Dios quiere bendecirte, lo que, al final, significa lo mismo que no llegar a ningún lugar.
No importa cuál sea tu situación en este momento. Estés donde estés, Dios ha trazado para ti un camino lleno de cosas buenas. Acércate a Él y encontrarás tu rumbo. Clama en oración, con una sólida fe, poniendo sinceramente tus preocupaciones y cargas en sus manos diciéndole: “Padre, Te entrego a Ti, que eres omnipotente e infalible, este problema que me angustia y que escapa de mis manos, para que según Tu voluntad, me entregues la salida que sea mejor para mi vida”
La Palabra de Dios en Isaías 30:21 afirma: Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él.
Aunque en determinadas situaciones no sepamos exactamente adónde vamos, es importante que tengamos la certeza de que Él nos permitirá llegar a nuestro destino.
Dios escuchará tu oración y, si sigues atentamente sus instrucciones, no dejará que te desvíes del camino. A cada paso, te revelará más de sí mismo. Extiende ahora la mano y toma la de Dios. Agradece al Señor que te haya enseñado a caminar en total dependencia de Él. Tu Padre amoroso promete estar siempre contigo y no dejarte caer.
Declarando la promesa:
Hoy declaro que no pondré más trabas a la dirección que Tu Señor deseas darme. Leyendo y estudiando Tu Palabra, estaré apto para oír a Tus inspiraciones y seguir el camino que quieres que recorra; cuándo y cómo debo avanzar, y cuando debo detenerme; pues lo que más deseo es cumplir siempre Tu voluntad, Padre.
Oración
Señor, cuando intento completar la carrera sin ti, siempre pierdo el rumbo. Por eso pongo todas mis cargas y angustias en Tus manos. Gracias porque si caigo o tropiezo, me ayudarás a levantarme y a seguir adelante. Gracias porque nunca me abandonas. En El Nombre de Jesús, Amén.
