Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Romanos 8:37
En los momentos en que la prueba azota nuestra estabilidad y nos sentimos cansadas, invisibles y agotadas, es importante no caer en la tentación de cambiar, producto de la duda y el miedo, el concepto que Dios quiere que reine en nuestra vida. Estamos destinados a ser más que vencedores, y «Vencedores» será parte de nuestro nuevo nombre – si no nos rendimos.
Nunca sentí que la frase «más que vencedores» se aplicara a mí. Después de haber sido abandonada por mis padres biológicos, de perder a miembros de mi familia, de enfrentarme a la independencia económica cuando era adolescente y de no saber dónde dormiría por la noche, no me sentía «más que una vencedora».
Sin embargo, sé y sabía en ese entonces, que no estaba sola.
A la mujer que se enfrenta a una ruptura no deseada, a una traición o a la muerte de un ser querido, estoy segura de que tampoco se siente vencedora.
Pero no pasemos por alto las preguntas que preceden a llamarnos vencedoras. El apóstol Pablo pregunta: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?” (Romanos 8:35) Se nos dice que podemos ser más que vencedores en medio de estas dificultades y males – justo en medio de una prueba.
Ser más que vencedores significa que cualquier cosa que el enemigo intentaba usar para eliminarte – cualquier cosa que estaba destinada a destruirte – de hecho no te destruyó, y ahora está siendo usada para la gloria de Dios. Significa que no perdemos el enfoque en la promesa, mismo transitando por los desafíos que nos hacen sentirnos olvidados y abandonados.
En Romanos 8, Pablo dice que nuestros sufrimientos actuales no son comparables con la gloria que se manifestará en nosotros (v.18). Explica que incluso la creación espera con impaciencia que se manifiesten los hijos de Dios (v. 19). Si la creación puede regocijarse por ver a Dios revelado a través de ti, ¡imagina el deleite de Dios al llevar a cabo este proceso de superación en tu vida!
Romanos 8:37 declara que uno de tus nuevos nombres es más que vencedora – ¡la victoria que Dios tiene para ti será abrumadora! No te rindas ni cambies ni renuncies demasido pronto a ese Título que Tu Padre de los Cielos te ha preparado. Tu nuevo nombre basado en la certeza y perfección de Sus promesas, serán la garantía de éxito mientras, en el camino de la prueba, vencemos.
Dios Te Bendiga.
Padre Celestial, ¡gracias por ser un Dios vencedor! Sé que puedo animarme porque Tú has vencido al mundo. Dame el poder de levantarme por encima de mis circunstancias. Ayúdame a poner mi ansiedad en Ti porque Tú me cuidas. Dame Tu poder para vencer y reclamar el Título de vencedora que quieres darme. Gracias por guiarme al camino de la victoria. En el nombre de Jesús, Amén.