Oye, hijo mío, y sé sabio, Y endereza tu corazón al camino. Proverbios 23:19
Si alguien entendía la adversidad, ése era David. Después de ser ungido como el próximo rey de Israel, fue perseguido durante décadas por el celoso rey Saúl, experimentó terribles batallas y pérdidas, y sufrió una angustia que haría tambalearse de desesperación al alma más fuerte. A pesar de todo, escribió: «Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado.» (Salmo 16:1). La vida de David demuestra una y otra vez que, en medio de las pruebas y la adversidad, lo mejor es buscar más a Dios, no menos.
Querido hermano, al igual que David, es crucial que comprendas que las circunstancias de la vida son la forma en que Dios te atrae hacia Él. Las Escrituras a menudo registran a David pidiéndole al Señor sentido, ánimo y el coraje para seguir adelante. A menudo, David se fortalecía recordando las grandes cosas que El Señor había hecho en el pasado, evocando la bondad y el amor del carácter del Padre y repitiendo las promesas perfectas que en Su inmenso poder, había revelado.
¿Estás atravesando una época oscura de tu vida en la que pareces haber perdido el sentido y la dirección? ¿Sientes que Dios está ausente o en silencio de alguna forma ignorando Tu situación? ¿Sientes que te enfrentas solo a los retos de la vida? Entonces abre tu Biblia en los Salmos y medita en las expresiones de David de profunda confianza en Dios, incluso cuando toda esperanza parecía perdida. El Señor cumplió todas las promesas que le hizo a David, y también lo hará contigo. No camines en la incertidumbre ni bajo la carga del miedo sobre tu mañana. Como David, pon tu esperanza y confianza en el Dios vivo y di con seguridad: “A Jehová he puesto siempre delante de mí; Porque está a mi diestra, no seré conmovido.”. Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo.» (Salmo 16:8,11).
Padre, confío en Ti. Consérvame, protégeme y guíame, porque Tú eres mi Salvador, mi Refugio y mi Vida. Te alabaré por siempre y reclamaré en medio de la prueba, tus poderosas promesas de victoria. En El Nombre de Jesús, Amén.