Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Lucas 16:13
¿Es malo disfrutar de cosas buenas o comprar lo mejor que podemos costear? ¿Es problemático desear una familia o querer prosperar en el trabajo? No. Lo que está mal es cuando creemos que no podemos vivir sin estas cosas o cuando permitimos que reemplacen nuestra relación con Dios.
Cuando fijamos nuestra mirada únicamente en lograr nuestras metas, casi siempre perdemos de vista los propósitos del Señor para nosotros. Sólo cuando hacemos de nuestra relación con Jesús la prioridad número uno, Él puede llevarnos al lugar donde realmente podemos alcanzar y recibir lo que de verdad satisface.
Si hay algo en tu vida que piensas que “no puedes dejar ir”, eso debería ser una señal de advertencia para reevaluar tu relación con Dios y observar tus prioridades. El Padre sabe exactamente lo que necesitas y lo que es mejor para ti. Así que deja de intentar definir tu futuro por tu propia cuenta y vuelve tu corazón hacia Él. Dios satisfará tus anhelos con un cumplimiento perfecto y te dará mucho más de lo que podrías imaginar, planear o producir por tus propios medios.
Padre, examina mi corazón y muéstrame si hay algo que he puesto por encima de Ti. Ayúdame a hacerte mi prioridad y a confiar plenamente en Tu provisión y dirección. Satisface mis anhelos conforme a Tu perfecta voluntad. En El Nombre de Jesús, Amén.