Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:10
Es posible que no siempre te sientas orgullosa de ti misma. Puede que, en más de una ocasión, hayas mirado tus errores y pensado que ya no hay nada que Dios pueda hacer contigo. Pero la Palabra de Dios es clara: tú eres Su obra maestra. No una casualidad. No una pieza defectuosa. Eres creación suya, formada con un propósito eterno.
El Señor ha tejido en ti una combinación única de talentos, personalidad, historia y dones. Todo lo que hay en ti tiene un diseño divino. Y lo más hermoso es que ya ha preparado, desde antes de que nacieras, buenas obras para que camines en ellas. No tienes que inventarte una misión, solo tienes que rendirte a Su dirección y permitir que Él te lleve por el camino que trazó con amor para ti.
Jesús es el Autor de tu historia, y también es quien la termina. No necesitas escribir sola tus capítulos, porque cuando lo reconoces como tu Señor y lo invitas a tomar el timón, Él revela cada paso con cuidado. Recuerda lo que Dios hizo con José: de ser rechazado por sus hermanos y arrojado a una prisión injusta, lo elevó al palacio como segundo en Egipto. ¡Así obra Dios en los corazones rendidos!
Padre Celestial, gracias por recordarme que soy hechura tuya, creada con propósito. Perdóname por las veces que he dudado de mi valor y he intentado trazar mi camino sin ti. Hoy rindo mis planes, mis temores y mis inseguridades a tus pies. Enséñame a caminar en las buenas obras que has preparado para mí. Lléname de sabiduría para seguir tu dirección y de fe para creer que completarás en mí la obra que comenzaste. En el nombre de Jesús, amén.