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Mujer victoriosa #12: Milagro y provisión

Mujer victoriosa #12: Milagro y provisión

Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra. (1 Reyes 17:14)

Había una mujer de la ciudad de Sarepta (1 Reyes 17) que vivía una época muy difícil; hacía mucho tiempo que no llovía. Todo estaba sin vida, sin color y, lo que era peor, escaseaba la comida. Es como si una mujer de hoy experimentara la sequía causada por la corrupción, por la maldad de hombres orgullosos y egoístas. Nuestra nación ha pagado el precio de la falta de temor de Dios, de la escasez de honradez, integridad, justicia e igualdad. Faltan lluvias de bendiciones que rieguen nuestra nación y la hagan próspera de nuevo.

A pesar del sombrío panorama en el que vivía aquella viuda, recibió una visita en su cocina que cambió toda su historia. No hizo falta ningún cambio político, económico o social para que sus necesidades fueran satisfechas. El milagro que necesitaba ocurrió allí mismo, en su cocina. El Dios de la Provisión obró el milagro, cumpliendo la palabra que Él mismo había dicho al profeta Elías: “Porque así dice el Señor, el Dios de Israel: Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra. (1 Reyes 17:14)

El milagro de la cocina de la viuda no sólo alcanzó a ella y a su hijo, sino que también alimentó a un profeta de Dios (1 Re 17,9). La bendición del Señor es tan abundante que se desborda de nuestra vida a la de los que nos rodean. Él obra milagros en nosotros para que seamos promotores de milagros en la vida de los demás. La viuda se aferró a la promesa de Dios, experimentó el milagro y tuvo la oportunidad de esperar en paz hasta que las lluvias de Dios volvieron a caer sobre la tierra.

Esto es lo que El Señor sigue haciendo. Sigue visitando nuestros hogares, nuestras cocinas, las habitaciones de los hospitales, los negocios, dondequiera que estemos para realizar sus milagros, para satisfacer nuestras necesidades. Él es el mismo que era ayer, hoy y siempre pues su amor no cambiará jamás. Sólo pueden disfrutar de sus milagros quienes creen que es lo bastante poderoso para hacer cualquier cosa, y quienes se sienten satisfechos incluso cuando decide no hacerlo. Todo esto es cuestión de fe, entrega y confianza en Dios (Salmo 37:5 y Filipenses 4:19).

Oración:

Señor, ayúdame a confiar en Tu amor inalterable, en Tu misericordia que es renovada cada mañana, y en Tu poder que es capaz de obrar los más maravillosos milagros para todo aquel que en Ti cree. Fortalece mi fe Padre, y guíame en todos mis caminos. Te lo pido, En El Nombre de Jesús, Amén.

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Confía en DIOS 

"Se feliz, porque la piedra nunca es tan grande si confías en Dios, porque las injusticias acaban pagándose, porque el dolor se supera, porque el coraje te levanta, porque el miedo te fortalece, porque los errores te hacen aprender y porque nadie es perfecto. DIOS hoy, camina contigo. Feliz Día."

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