Mas los justos son librados con la sabiduría. Proverbios 11:9
No hay duda de que el Señor tiene algo especial planeado para tu vida. Pero la pregunta es: ¿Estás listo para recibirlo? Aunque desees experimentar las cosas maravillosas que el Padre tiene reservadas para ti, uno de los inhibidores más sutiles de Sus bendiciones es la ansiedad. Por supuesto, tus temores pueden tener muchas fuentes: cosas que has aprendido, errores del pasado, culpa, vergüenza, duda e inseguridad, relaciones que no terminaron bien, entre muchas otras. Pero el origen del temor es en realidad el pecado.
En Génesis 3:8-10, leemos la historia de cómo Adán y Eva experimentaron ansiedad por primera vez después de que comieron del fruto prohibido y sintieron vergüenza ante Dios. Desde entonces, el enemigo ha utilizado la emoción del miedo para confundir a los creyentes y sumirlos en la esclavitud de la desesperanza, depresión y tristeza. Esencialmente, a menudo perdemos las bendiciones de Dios porque tenemos demasiado miedo de dar un paso en fe y recibirlas. En cambio, estamos esclavizados por los «y si…»: ¿Y si fracaso? ¿Y si la gente se ríe de mí? ¿Y si nadie me acepta ni me respeta?
Sin embargo, Dios tiene una respuesta para todas nuestras aprensiones: Confía en Mí. Para ello, son necesarias tres cosas. Primero, debemos identificar nuestros temores. En segundo lugar, debemos pedir a Dios que nos revele su origen. Tercero, debemos apoyarnos en las promesas de Su Palabra para superarlos.
En Isaías 41:10 el Padre dice: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.”. Así que no vivas con miedo. En lugar de eso, acepta la garantía de Dios de ayudarte independientemente de los desafíos que surjan. Sal hoy mismo de las sombras del miedo y busca Su mano fuerte, poderosa e infalible. Las bendiciones resultantes de seguro van a sorprenderte.
Señor, Tú conoces mis temores. Libérame de ellos, Padre, para que pueda disfrutar de la vida que has planeado para mí. Ayúdame a confiar plenamente en Ti y a caminar con fe, sabiendo que Tú siempre estás conmigo. Fortalece mi corazón y mi mente para que pueda abrazar las bendiciones que tienes para mí. Elimina las ansiedades que me detienen y sustitúyelas por paz y confianza en Tus promesas. Que Tu perfecto amor eche fuera todo temor, y que pueda caminar en la libertad que Tú me has dado. En el nombre de Jesús, Amén.
