Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; No hay quien haga el bien. Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, Para ver si había algún entendido, Que buscara a Dios. Todos se desviaron, a una se han corrompido; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Salmos 14:1-3
En la vida hay que elegir. Dios no nos hizo robots; nos ha dado corazones y cerebros para que los usemos para tomar decisiones. La pregunta es: ¿Qué clase de elecciones estamos haciendo?
Estos versículos contrastan la naturaleza de una elección necia en relación a una sabia. Un necio no basa sus decisiones en un sano discernimiento espiritual de la verdad de Dios. «Los justos,» que aman al Señor, “invocan al Señor” y buscan Su sabiduría.
El versículo 1 indica que la voz del necio argumenta: «No hay Dios». Una mujer insensata elige hacer lo que quiere, a su manera, sin tener en cuenta los mandamientos del Señor. Su elección y su vida giran en torno a ella. Pero las mujeres que buscan la voluntad de Dios, el corazón de Dios y la verdad de Dios se vuelven sabias y con discernimiento. Las decisiones sabias entonces se basan en lo que Dios quiere, no en deseos personales y egoístas.
Este pasaje indica que Dios, que conoce todo lo que sucede en la tierra, está buscando a las mujeres que comprendan la importancia de conocer al Señor.
Así que, en contraste con los necios que niegan que Dios existe, aquellos que «invocan al Señor» para salvarse del pecado deben continuar creciendo en Su sabiduría y honrar los deseos del Padre de los Cielos para sus vidas. La creyente que confía en el discipulado debe en crecer en sabiduría. Hasta que exhalemos nuestro último aliento, debemos crecer para ser más y más como Cristo cada día. Entonces podremos enseñar a «los hijos de los hombres» a conocerle y crecer en Él también (v. 2).
El corazón del Padre se rompe al ver una generación que se ha alejado de Él y ha dicho: «No hay Dios». ¿Darás hoy los pasos necesarios para conocerle, para ser sabia con Su sabiduría y para compartirla?
El Señor te dé la gracia para que asi sea.
Señor, hazme una mujer sabia comprometida con Tu voluntad a través de la verdad que has revelado en Tus Santas Escrituras. Que prevalezcan en mi vida, sólo Tus deseos y que sea yo obediente para seguirlos y dar testimonio a otros de la gracia de caminar contigo, para que ellos también elijan seguirte, y servirte. En El Nombre de Jesús, Amén.
