De Jehová son los pasos del hombre; ¿Cómo, pues, entenderá el hombre su camino?. Proverbios 20:24
Puede que no lo creas en este momento, pero siempre que expresas tus deseos de crecer en piedad, encontrar la libertad de un pecado que impida el crecimiento en tu vida o pedir al Padre la curación de algún problema físico de alguna dolencia mental, das un paso enorme en la dirección correcta. Dios siempre desea hablarte, quiere inspirarte los planes que tiene para tu vida y hacer que reconozacas la libertad que podrías disfrutar si le obedecieras.
Sin embargo, tú y yo no siempre oímos lo que el Señor tiene que decirnos porque, muchas veces, por las distracciones del mundo caemos en la tentación de dispersar nuestra atención de Él. Pero una vez que te vuelves a Dios y empiezas a escucharle, Él empieza a revelar el funcionamiento interno de tu corazón e inicia el proceso de maduración que este requiere. Lo hace enviándote circunstancias que ponen al descubierto tus pecados, ansiedades y debilidades, y te ayuda a trabajar en ellas, reparando el quebrantamiento que hay en ti al enseñarte Su verdad.
Por eso la oración es tan importante en el proceso de crecimiento de tu relación con Dios y por eso siempre te animo a que busques al Padre. Hermano y hermana que lees esta palabra, necesitas tiempo con Dios. Te des cuenta o no, tu alma misma está hambrienta de Su presencia, incluso más de lo que tu cuerpo necesita comida y agua (Mateo 4:4). Él puede satisfacerte, fortalecer tu persona interior y calmar tus miedos de una manera que ningún otro puede. Y a medida que descubres Su carácter y Sus caminos -que Él es verdaderamente soberano, sabio y bondadoso-, aprendes a confiar más en Él y eres capaz de aceptar lo que te enseña cada vez en mayor medida. Así que hoy, escúchale y permítele que te guíe. Y confía en que no tienes nada que temer y sí mucho que ganar mientras caminas en obediencia a Él.
Señor, quiero crecer. Ayúdame a centrarme en Ti y a caminar según Tu voluntad. Confío en que Tú me guiarás, siempre al bien. En El Nombre de Jesús, Amén.
