Todos los días del afligido son difíciles; Mas el de corazón contento tiene un banquete continuo. Proverbios 15:15
Pablo dijo: “No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.” (Filipenses 4:11-12). A pesar de las numerosas persecuciones y penurias que padeció el apóstlo Pablo, ¿cómo se mantuvo contento y alegre? Reveló el secreto en el versículo 13: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Pablo contemplaba cada circunstancia desde la comprensión de que Cristo la había permitido y estaba en ella con Él para mayor gloria del Señor.
Cada nueva prueba a la que se enfrentaba era el escenario de la intervención milagrosa y la fuerza del Señor (2 Corintios 12:2-10). Cada encarcelamiento era una oportunidad para profundizar en la libertad interior que le había proporcionado el Salvador (2 Corintios 6:4-10). Y cada alma que Pablo encontraba -incluso las que se le oponían- era una oportunidad para un derramamiento de la gracia y la salvación de Dios (Filipenses 1:12-14).
Para algunas personas, incluso las bendiciones se vuelven negativas debido a su punto de vista errado. Pero para los que ven que todo procede del Padre, hay alegría incluso en las pruebas. Pablo era uno de los que tenían una fiesta continua de alegría, y tú también puedes serlo. No permanezcas amargado por una perspectiva problemática. Vuelve tus ojos a Jesús y confía en que Él transformará todo lo que experimentes para tu bien y Su gloria.
Padre, gracias porque nada puede tocar mi vida sin que antes pase por Tu mano. Llena mi corazón con la alegría de saber que Tú eres siempre mi fortaleza. En El Nombre de Jesús, Amén.