Los hombres malos no entienden el juicio;. Mas los que buscan a Jehová entienden todas las cosas. Proverbios 28:5
¿Te preguntas por qué tu vida ha resultado como ha resultado? ¿Hay momentos en los que desearías poder escapar de tus problemas, huir hacia otro lugar, y no mirar atrás? La mayoría de nosotros conoce la parábola del hijo pródigo (Lucas 15:11-32). Él luchó con el mismo deseo, pero ideó un plan para llevarlo a cabo. Probablemente podemos imaginárnoslo recogiendo sus pertenencias y saliendo por la puerta de su hogar, hacia un nuevo e incierto destino.
¿Adónde fue el pródigo? Aparentemente, se alejó lo más posible de su vida hogareña. Tiene sentido, ¿verdad? Después de todo, si realmente quieres alejarte de todo, lo más probable es que te apartes de lo todo lo que te genere esa incontrolable angustia, tanto como sea posible. Esto es casi siempre cierto en nuestras vidas físicas, pero ¿qué pasa con nuestras vidas espirituales?
Detente un momento hoy y examina el estado de tu condición espiritual. ¿Estás sobreviviendo en comederos sin frutos para tu edificación, o estás festejando en la mesa del Padre, los manjares de bendición que el tiene para Tu alma? hermana o hermano que me escuchas, no necesitas escapar. Lo que realmente necesitas es pasar tiempo con Aquel que gratuitamente te da todas las cosas (Romanos 8:32). Así que dondequiera que estés, date la vuelta y búscale. Encontrarás a Dios esperándote siempre con los brazos abiertos.
Señor, de muchas maneras mi alma se ha alejado de Ti, y eso me pesa. He vagado y he permitido que mi corazón se enfriara, pero sé que Tú eres fiel para acogerme siempre de nuevo. Padre, haz que estos momentos contigo nos acerquen de una manera real y poderosa. Ayúdame a dejar de huir y a buscarte de verdad, para que pueda experimentar Tu amor y Tu perdón de una manera nueva. Guía mis pasos y renueva mi corazón mientras me acerco a Ti. Te lo ruego en el nombre de Jesús. Amén.