Porque Jehová había hecho que en el campamento de los sirios se oyese estruendo de carros, ruido de caballos, y estrépito de gran ejército. 2 Reyes 7:6
Es fácil malinterpretar nuestras circunstancias cuando estamos cegados por el miedo y la decepción. A veces nuestroa falla, oculta lo que el Señor está haciendo en nuestras vidas. Creemos que Él está en contra nuestra, cuando en realidad, ¡su fuerte disciplina está destinada a atraernos hacia Él!
El capítulo 6 de Segunda de Reyes termina con la declaración: “Y nunca más vinieron bandas armadas de Siria a la tierra de Israel.”. (v. 23). Esto puede parecer una buena noticia. Pero los sirios habían dejado de hacer incursiones para prepararse para una invasión total. El asedio produciría hambre y gran sufrimiento. Los ciudadanos desesperados tomaron medidas desesperadas para sobrevivir (6:26-31). El malvado rey de Israel culpó a Eliseo y envió a un hombre para matarlo. Pensó que como Dios había enviado una prueba, no podía confiar en que ese mismo Dios lo liberaría. Él mismo liberaría a Israel matando al profeta de Dios.
Pero el rey no recordó que El Señor de Israel usaba la guerra y el sufrimiento para disciplinar a su pueblo, demostrar su gloria y atraer los corazones hacia sí. Él prometió que haría esto cuando hizo el pacto con Israel (Deut. 28:25-53). El sufrimiento no significaba que el Señor estuviera en contra de ellos; significaba que necesitaban arrepentirse y esperar por Su fidelidad perfecta y Su favor infalible.
De allí que Dios envió un mensaje a través de Eliseo indicando que el asedio terminaría al día siguiente y que habría abundante comida (7:1). La mano derecha del rey apenas podía creerlo, pero a la mañana siguiente, un grupo de leprosos entró en el campamento del enemigo y descubrió que lo habían abandonado dejándolo todo atrás (v. 7). El asedio había terminado. Dios había provisto milagrosamente para Su pueblo (v. 6).
Esta revelación tan hermosa de la palabra me invita a preguntarte: ¿Estás, en algún punto, malinterpretando las circunstancias de tu vida? ¿Has llegado a la conclusión de que el Señor no puede librate de la prueba que estás atravesando hoy? Considera que Él te ha traído esta batalla para llamar tu atención. Su poder no ha disminuido, y Él es capaz de librarte, y así lo hará.
Dios Te Bendiga.
Padre, por favor perdóname por las formas en que he sido perezoso. Ayúdame a ser fructífero y a dar lo mejor de mí para que Tu reino avance y Tú seas glorificado. En El Nombre de Jesús, Amén.