Escucha:
“¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?” (1 Juan 5:5)
Piensa:
A veces las circunstancias apremiantes en la vida, parecen entrar en un ciclo que no parece acabar. Ello puede llevar a que nos acostumbremos a pensar que esa situación no es temporal, sino permanente; en cierta forma, nos acostumbramos a perder.
En Efesios, el apóstol Pablo exhorta a los creyentes a renovar su manera de pensar. Al igual que nosotros, esos creyentes necesitaban cambiar su actitud y renovar su entendimiento en cuanto al hecho de que Jesús había vencido al mundo.
Si no lo has hecho, debes hacerlo también. Necesitas tener un sentido de confianza glorioso para que puedas decir: “Ante cualquier problema la victoria es mía, y no hay nada que pueda evitarlo porque cuento con Dios”.
Ante esta declaración pudieras responder : “Pero, es que mi problema es mayor, no sabes lo que estoy atravesando”.
Sé que yo no lo sé, pero Jesús sí lo sabe, y te dice que “tengas ánimo”, pues Él puede darte paz en medio de la tribulación. El Señor te dice que cobres ánimo, porque Él ya ha derrotado al enemigo. Jesús ya lo venció y tú también puedes hacer lo mismo.
1 Juan 5:5 lo dice de esta manera: «¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?».
¿Sabes qué quiere decir ese versículo? Significa que si eres creyente nacido de nuevo, tienes el derecho absoluto de ser un vencedor para superar todo aspecto de este mundo. Piensa y medita al respecto, y ¡comienza hoy mismo a desarrollar una actitud ganadora!
Ora:
Señor, cóncedeme la fortaleza para desarrollar una actitud victoriosa ante cualquier problema, sin importar lo apremiante de esa circunstancia. Se que cuento contigo y por ello, ningún problema puede derrumbarme, porque cuento con la promesa que hoy me entregas: Que todo hijo de Dios, vence al mundo. Amén.