En Dios solamente está acallada mi alma; De él viene mi salvación. Él solamente es mi roca y mi salvación; Es mi refugio, no resbalaré mucho. Salmos 62:1-2
Ana, la protagonista de las historias de Ana de Green Gables, ansiaba tener una familia. Huérfana, había perdido la esperanza de encontrar un hogar. Pero entonces se enteró de que dos hermanos piadosos Matthew y Marila, la acogerían. Durante el trayecto en carruaje hasta su casa, Ana se disculpó por hablar sin parar, pero el anciano Matthew, al que le faltaban las palabras, le dijo: «Puedes hablar todo lo que quieras. No es un problema para mí». Era música para sus oídos. Ana tenía la impresión de que nadie la quería a su lado, y menos aún escuchando su cháchara. Al llegar, sus esperanzas se desvanecieron cuando se enteró de que los hermanos pensaban conseguir un chico para que les ayudara en la granja. Ana temía ser devuelta, pero su deseo de un hogar cariñoso se cumplió cuando la hicieron parte de su familia.
Todos hemos tenido momentos en los que nos hemos sentido no deseados o solos. Pero cuando formamos parte de la familia de Dios, a través de la salvación en Jesús, Él se convierte en un refugio seguro para nosotros (Salmo 62:2). El Señor se complace en nosotros y nos invita a hablarle de todo: preocupaciones, tentaciones, penas y esperanzas. El salmista nos dice que podemos «esperar en Dios» y «derramar nuestro corazón ante él» (vv.5,8).
No lo dudes. Habla con Dios todo lo que quieras. A Él no le importará. Se alegra por nosotros. En él encontrarás un hogar, y un fundamento seguro, en las tempestades y tormetas que azoten Tu vida, teniendo la promesa de llegar siempre, a puerto seguro, tomado de Su mano, poderosa, amorosa y perfecta.
Señor, que mis miedos e incertidumbres no me detengan de hablarte y llevar ante Ti, mis dudas y preocupaciones. Dame la fe para pedirte con confianza y certeza de que en Tus tiempos perfectos, responderás a mi oración, cómo el Padre amoroso y bondadoso que eres, y que desea el mayor bien para cada uno de sus hijos. En El Nombre de Jesús, Amén.