El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, Y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia. (Proverbios 9:10)
¿Conoces realmente a Dios? ¿Confías en Su carácter? Cómo le ves es increíblemente importante cuando se trata de tu vida de oración. Por ejemplo, tu opinión del Señor influye en tu actitud al hablar con Él. Si tienes una mala opinión del Padre -piensas que no participa activamente en tu vida o incluso que no escucha tu oración-, entonces no querrás relacionarte con Él. Sin embargo, si le amas y respetas como Dios Todopoderoso -dándote cuenta del gran privilegio que tienes de poder conversar con Él-, entonces querrás acercarte a Su trono con humildad y expectación.
Además, tu visión del Señor afectará a la naturaleza de tus oraciones. Lo que expreses durante tu tiempo a solas con el Señor dice mucho de lo que piensas de Él. Si estás constantemente centrado en ti mismo durante los momentos con Tu Padre de los Cielos, entonces tu atención está fuera de lugar. Te estás perdiendo una de las mayores bendiciones que puede experimentar un alma: el amor y el poder de estar en la impresionante presencia del Dios vivo.
Por último, tu percepción del Padre influirá en si esperas o no que te responda. ¿Confías en que el Señor actúa en tu favor? ¿Estás seguro de que Él escucha tus peticiones y te está guiando de la mejor manera posible? Hebreos 11:6 es claro: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”.
Cómo veas a Dios dará forma a tu vida de oración. Así que búscale y conócele. Descubre con Quién estás hablando y conoce el maravilloso privilegio que se te ha concedido en la oración.
¡Padre, quiero conocerte! Revélate ante mí de una manera poderosa. En El Nombre de Jesús, Amén.