Abres tu mano, Y colmas de bendición a todo ser viviente. Salmos 145:16
Cuando hablamos de que nuestras necesidades sean suplidas, a menudo miramos a todos y a todo excepto a Dios. Buscamos respuestas en muchas fuentes—algunas útiles, otras dañinas para nuestro espíritu. Pero la Fuente suprema que provee todo lo que necesitamos es el Padre. Él obra a través de diversos métodos e instrumentos, pero en última instancia, Él es el Autor y Originador de todo lo que requerimos, tanto en el ámbito externo material, natural y físico, como en el interno emocional, mental y espiritual.
Muchas de las maneras en que el Señor nos ayuda están en Su Palabra, que nos enseña los caminos correctos e incorrectos de encontrar significado y contentamiento. Pero la mejor noticia sobre los métodos de Dios para suplir nuestras necesidades es que no tienen efectos secundarios negativos. No quedamos con ansiedad, culpa, frustración o vergüenza. Más bien, cuando miramos al Señor como nuestro Proveedor, Él responde de una manera que nos deja paz profunda, satisfacción y un sentido de plenitud.
Por lo tanto, examina si estás buscando en alguien o algo distinto de Dios para suplir tus necesidades, y vuelve tu corazón a Él para que responda a los anhelos más profundos de tu alma.
Señor, hoy reconozco que solo Tú puedes satisfacer plenamente los anhelos de mi corazón. Aparta mi mirada de cualquier cosa que haya tomado Tu lugar y enséñame a buscarte primero en cada necesidad. Lléname con Tu paz, Tu provisión y Tu presencia, y que mi vida refleje siempre que Tú eres mi única y verdadera Fuente. En El Nombre de Jesús, Amén.
