Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos. Salmo 139:16
Antes de que nacieras, Dios ya tenía un plan para tu vida. Él te creó —real, con temor y maravillosamente hecho— con todos los rasgos y las imperfecciones que te convierten en una creación única. Puede que haya aspectos de cómo fuiste formado que no entiendas o que te hagan sentir diferente. Pero no necesitas comprenderlo todo para confiar en lo que el Señor ha dicho: cuando Él afirma que tiene un plan para ti, es verdad.
Quizá creas eso en parte, pero también podrías tener dudas por lo que ha ocurrido en tu pasado: momentos en los que fallaste o cuando el Señor actuó de una forma que no esperabas. Sin embargo, recuerda esto: Jesús siempre trae redención. No solo perdona cuando te arrepientes de tus pecados, sino que también transforma las dificultades en bendición y hace que todo obre para bien.
Cristo te creó con un propósito—uno que Él mismo realiza mientras le obedeces. Confía en cómo te guía. Permite que Él dirija tu vida, porque sin duda tiene el mejor plan para ti.
Señor, no dejes que mi terquedad se imponga entre tus planes. Que no desee hacer mi voluntad sino la tuya, y que no desee abrir mis propias puertas, ni seguir mis propios caminos, sino todo aquello que me inspires con Tus designios de bien, para que asi, pueda aspirar a las mayores gracias, que sé que deseas colocar en mi vida. En El Nombre de Jesús, Amén.