Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento. 1 Timoteo 6:6
¿Cuántos minutos han pasado desde que viste una propaganda de algún producto, en un medio televisivo o en internet? La publicidad en el mundo de hoy se ha convertido en una parte tan importante de nuestra vida que apenas los percibimos. Los anuncios aparecen en la televisión, en nuestros teléfonos y en nuestros correos electrónicos, animándonos a comprar más de lo que podemos permitirnos. ¿Cómo podemos practicar la alegría del contentamiento en un contexto como éste?
En la lectura de hoy, Pablo lanza una última advertencia contra los falsos maestros, constituídos por todo aquel que “no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad” señalando también que tal individuo está “envanecido, nada sabe”. Y además de todo ello, sucede que estos falsos maestros tenían una visión falsa de la riqueza y el dinero; pues hacían de ambos factores, muchas veces, el pilar fundamental de Su ministerio.
Por esta razón, Pablo anima a los cristianos a ver la riqueza de otra manera. Debemos reconocer que la piedad no conduce a la ganancia financiera, sino al contentamiento (v. 6). Pablo nos recuerda que nada hemos traído al mundo, y nada podemos sacar de él (v. 7). En otras palabras, la riqueza material no tiene valor eterno, de allí que tenemos que plantearnos una pregunta cómo creyentes: ¿Cuánto es suficiente?
El nivel de satisfacción de Pablo, cómo servidor de Cristo, era bastante básico. Él mismo sentenciaba su agradecimiento por la provisión mínima del Señor, abundante y suficiente para él mismo, en comida y ropa (v. 8). Es probable que Pablo tomara a Jesús como modelo (Mateo 6:25-34). Pablo no estaba diciendo que cada cristiano debía tener sólo lo mínimo. Lo que estaba diciendo es que la riqueza más allá de las necesidades básicas no conducirían a una mayor satisfacción. De hecho, el deseo de riqueza puede llevar a una vida arruinada (v. 9). Hay un peligro real en la búsqueda de más. Pablo concluye esta sección con la advertencia de que el amor al dinero es raíz de todos los males (v. 10). Puede llevarnos por un camino que acabe en muchas aflicciones (v. 10).
Los cristianos no somos inmunes a una vida motivada por la avaricia. Por ello te invito un momento a reflexionar y a evaluar tu propia vida. ¿Cuál es tu actitud hacia el dinero y la riqueza? ¿Ello ha influído negativamente en Tu caminar con El Señor? ¿Cómo puedes aprender a contentarte con lo que tienes, y cultivar una actitud de agradecimiento, aún en situaciones que te coloquen en una posición de escasez o necesidad?
Pidamos al Señor nos dé la gracia, para contentarnos con más. Pero no más de lo material, sino con más de Su presencia, de Su amor, y de Su bondad, en todas las áreas de nuestras vidas. Sólo allí encontraremos el verdadero contentamiento, en todas y cada una de nuestra batallas.
Señor, dame la humildad para agradecer siempre, la provisión que Tú pongas en mis manos, pues sólo Tú sabes lo que es suficiente y justo, conforme a mis necesidades, pero por encima de todo, conforme a Tu voluntad de bien para mi vida. En El Nombre de Jesús, Amén.
