El que hace errar a los rectos por el mal camino, Él caerá en su misma fosa; Mas los perfectos heredarán el bien. Proverbios 28:10
Las personas con motivos equivocados suelen ser fáciles de identificar. Los deportistas que aman el dinero más que el juego que practican, no suelen destacar. Los trabajadores que se consumen por sus ambiciones personales y su éxito profesional, suelen cegarse anteponiendo el bien de la empresa, antes de que el bien de sus familias o compañeros de trabajo. Del mismo modo, los que parecen servir a Dios para alcanzar fama o favor, siempre se revelan por el fruto que dan. Tales individuos a menudo no ven ningún problema en manipular a otros para salirse con la suya y exaltarse a sí mismos.
Pero Gálatas 6:7 advierte: «No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará». El Señor sabe si los deseos de nuestros corazones son puros o no. En nuestro servicio a Él, estamos llamados a hacer todo de manera que le honre y glorifique su nombre. Proceder con cualquier otro motivo sería traicionarle. Por lo tanto, nunca debemos imaginar que está bien usar el nombre del Salvador para nuestro beneficio personal, porque a aquellos que lo hagan, Cristo les dirá: « Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.» (Mateo 7:23).
Por lo tanto, sería sabio que examinaras tu corazón hoy. ¿Estás sirviendo a Dios por amor a Él o por algún otro propósito? El Padre te honrará cuando seas puro de corazón, cuando le sirvas con el deseo de ver Su nombre ensalzado y Su reino avanzado. Por lo tanto, no busques reconocimiento o gloria para ti mismo. Porque como Jesús promete, «Cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.» (Lucas 18:14).
Señor, escudriña mi corazón y revela si hay algún motivo egoísta en mí. Que te sirva con un corazón puro sólo para tu gloria. En El Nombre de Jesús, Amén.