El temor del hombre pondrá lazo; Mas el que confía en Jehová será exaltado. Proverbios 29:25
De las primeros objetos, utilizados por el hombre, en su supervivencia a partir de la caza y la recolección fue la trampa de lazo circular, por el que un manjar colocado estrategicaménte en el centro de la misma, permitía atraer y capturar una presa.
Tengo una amigo que hace algunos años compró un nogal muy grande en su patio al que las ardillas acuden regularmente. Aunque puso una enorme red sobre el árbol mayor de la propiedad, esta vez no cómo trampa, sino para evitar que estos animalitos pulularan en su patio, al parecer la red no las detuvo. Así que compró posteriormente un trampa y la puso en el techo de su casa que está pegado a tal árbol. Con ello logró capturar nada más y nada menos que 120 ardillas.
Al igual que esas ardillas, la principal trampa de nuestras vidas, puede materializarse en el miedo a muchos de los desafíos que en ella se nos presentan: una relación que no ha funcionado, las desaveniencias con una persona que estimamos, una deuda que no hemos podido saldar, una situación de salud que nos podría limitar, entre muchas otras. Y es que cuando el temor toma el control de nuestras vidas, de la misma forma que las ardillas en medio de la trampa, no podemos ir a ningún lado y llegamos a sentirnos totalmente desamparados. Nos encontramos estancados, a merced del problema sin poder progresar, ni espiriritualmente, ni materialmente.
Y allí, el poderoso manjar que nos libera y nos desata de las trampas, la revelación de la Santa Palabra que en el versículo de hoy, es tajante y definitiva , El temor del hombre le pone trampas, y en contraste, el que confía en Jehová se encuentra a salvo.
No permitamos que el temor que cubre el corazón del hombre controle nuestras vidas. En vez de ello, dejémos, que por el contrario, nos cubra el amor, la misericordia y el cuidado del Señor.
Si aquel que todo lo puede, aquel que todo lo conoce, aquel que es magnánimo para hacer de lo imposible una tarea sencilla, es quién ha prometido cuidar nuestros pasos, no cedamos ante el miedo, sino posemonos sobre el, confirmando que en nuestros Dios confiamos y que desde Él, en su perfecto tiempo, obtendremos nuestra liberación.
Asi, siempre, sea.
Dios Te Bendiga.