Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. (Romanos 8:37-39)
Justo antes de entregarnos la promesa de hoy, el apóstol Pablo hablaba de los obstaculos y cargas que debian enfretar aquellos que habian tomado la decision de seguir el camino de Cristo, diciendo: ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? (v.35). Él mismo respondió su pregunta, con esa hermosa declaracion que inspira la promesa de hoy, que nos enseña que nada es más poderoso que el amor de Dios por cada uno de sus hijos.
Incluso en el medio de las dificultades mas apremiantes de la vida, somos conquistadores de nuestros miedos y estamos fortalecidos por la determinación de saber que Dios ha puesto en nuestros corazones la semilla de su amor, que germinará con cada obra que emprendamos, bajo la guía de su palabra.
No importa que retos enfrentes hoy, recuerda que vas con el resguardo del amor que Dios te regala de forma incondicional, cada día de tu vida.
Señor, llévame de Tu mano a convertirme un vencedor de mis miedos y conquistador de mis cargas, en el amor que cada día, sin condiciones, me regalas. En El Nombre de Jesús, Amén