¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. 1 Corintios 9:24
¿Dios ha puesto una meta en tu corazón? El camino puede ser difícil, pero no te rindas. En lugar de eso, avanza con determinación, valentía y enfoque, siguiendo la dirección que Él te ha mostrado.
El apóstol Pablo lo entendió muy bien. Llamado por Dios a llevar el evangelio a los gentiles, Pablo completó tres viajes misioneros a pesar de la feroz persecución, los adversarios, los naufragios, las cárceles y muchas pruebas más. ¿Cómo lo logró? Lo explicó usando la imagen de un corredor: mantuvo la vista fija en la meta y corrió hacia ella con todas sus fuerzas. Pablo eligió no dejarse vencer por las dificultades externas, sino enfocar su mente en la bondad y soberanía de Dios.
En la carrera de la vida, todos enfrentamos pruebas. Pero la clave para correr victoriosamente es apoyarnos en la fidelidad de Cristo y no distraernos con lo que nos rodea. Cada desafío que Pablo enfrentó se convirtió en una herramienta que Dios usó para madurarlo y fortalecer su fe.
Recuerda esta verdad cuando enfrentes momentos de presión: si perseveras, Dios hará que todo trabaje para tu bien. Así que, fija tus ojos en Jesús y sigue corriendo con fe.
Señor, ayúdame a correr la carrera que me has asignado con concentración y fe. Cuando lleguen las pruebas, mantén mis ojos en Ti y no en mis luchas. Fortaléceme para perseverar a través de cada desafío, confiando en que estás obrando en mi favor. Elimina las distracciones que me alejan de Tu voluntad y dame la resistencia necesaria para terminar fuerte. Mi victoria está solo en Ti. En el nombre de Jesús, Amén.