Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos. Mateo 7:12
El versículo de hoy nos recuerda una enseñanza de Jesús que muchos podemos repetir de memoria, pero que no siempre es fácil de vivir. Es sencillo tratar bien a quienes nos sonríen, nos ayudan y nos demuestran afecto. Pero cuando nos cruzamos con personas difíciles, arrogantes o hirientes, el desafío es mucho mayor. Algunos incluso piensan que lo que Jesús pide es demasiado, casi imposible. Sin embargo, todo lo que Él nos manda a hacer, también nos da la fuerza para cumplirlo. Por eso, debemos tomar en serio esta instrucción: tratar a los demás con amor y respeto no solo cuando sea fácil o conveniente, sino siempre.
Cada persona que encontramos es alguien a quien Dios ama profundamente, alguien por quien Jesús dio Su vida. No importa cómo nos traten, nuestro llamado es reflejar ese amor.
Cuando te resulte difícil ser amable, recuerda a Jesús en la cruz. Mientras sufría un dolor indescriptible, mientras los soldados clavaban sus manos y sus pies, Él oró: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lucas 23:34). Jesús vino a ofrecernos perdón, y fue fiel a Su propósito incluso en medio del mayor sufrimiento. Hoy, tú eres parte de ese propósito. Eres Su voz, Sus manos, Su presencia en este mundo. Así que trata bien a los demás. Quizá, a través de tus gestos, ellos se acerquen al corazón de Dios.
Señor, gracias por enseñarme a amar a través de tu ejemplo. Ayúdame a tratar a los demás con bondad, incluso cuando me cueste. Enséñame a mirar más allá de sus errores y a verlos como Tú los ves: personas valiosas, amadas y redimidas por tu sacrificio. Dame fuerzas para vivir este principio cada día, para que mis palabras y mis acciones puedan acercar a otros a Ti. En el nombre de Jesús, Amén.