Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, que da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Santiago 1:5
Cuando alguien lucha por comprender la conexión entre la adversidad y el crecimiento espiritual, la respuesta no está en la resignación ni en la mera aceptación del sufrimiento, sino en acudir al Señor en busca de sabiduría. Esto es precisamente lo que Santiago invita a hacer: pedir a Dios la capacidad de ver las circunstancias desde Su perspectiva.
Muchas veces, resulta difícil aceptar que Dios utilice el sufrimiento como una herramienta para madurar espiritualmente a Sus hijos. Es natural que el dolor despierte dudas, temor o incluso la sensación de que nada mejorará. Sin embargo, estas reacciones suelen enraizarse en una fe debilitada por el enfoque humano de las circunstancias, y no por una comprensión plena de los propósitos divinos.
A menudo, el problema está en no sentirse digno de que Dios esté obrando activamente en medio de la prueba. Pero en la economía del Reino, incluso el sufrimiento tiene valor. Para el creyente, las pruebas no son castigos aleatorios, sino instrumentos precisos que forman carácter, purifican la fe y preparan el alma para bendiciones eternas.
Por eso, la sabiduría que Dios da abundantemente no solo alumbra el entendimiento, sino que también fortalece el corazón para perseverar con esperanza. Quien la pide, la recibe. Y con ella, viene la paz de saber que Dios está usando todo para un bien mayor.
Señor, gracias por ofrecer sabiduría generosamente a quienes la piden. Concede a tus hijos la capacidad de ver sus pruebas con ojos espirituales, de comprender que en cada dificultad estás formando algo eterno. Ayúdalos a confiar en tus propósitos, incluso cuando no los entiendan, y a reconocer que el crecimiento espiritual es parte de tu amoroso cuidado. Fortalece su fe, enséñales a caminar contigo en medio del sufrimiento, y glorifícate en sus vidas. En el nombre de Jesús, Amén.