Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán. (Génesis 12:4)
Abram se pasó la vida viviendo con y para su familia. Significaban algo para él. Si tenía una lista de cosas que hacer, probablemente estaba llena de recuerdos entrañables. Pero Abram no tenía un hijo.
Con el tiempo, Dios le diría a Abram que dejara atrás a su familia y le siguiera en una gran travesía. Dios le dijo: ” Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande…” (Génesis 12:1-2).
¿Cuánto tiempo has esperado la respuesta a una oración? ¿Es fácil rendirse cuando parece que Dios calla? Abram abandonaría el hogar de su infancia, su familia y la seguridad que sentía para experimentar la respuesta de Dios a su oración, pero esperó veinticinco años Su respuesta.
Abandonar habría sido fácil, y ningún ser humano habría culpado a Abram, en medio de una situación de tan alto compromiso y presión, todo ello sin contar la realidad de haber dejado atrás a Su familia y Su hogar, para mostrarle al Señor Toda su fidelidad.
Y mientras este anciano fiel y aventurero intentaba encontrar la respuesta en todos los lugares equivocados, Dios hizo una promesa que cumpliría.
Confiar en Dios no consiste en hacerte esperar, sino en demostrar sin lugar a dudas que cuando Dios promete, cumple.
Oración:
Señor, ayúdame a ser paciente cuando tenga que esperar en Ti, y fortalece mi fe para que no me gane la impaciencia, el miedo, o la angustia cuando deba atravesar las dificultades de la vida. Cuando hayas hecho una promesa, ayúdame a recordar que aún cuando no la he visto cumplida, Tu Palabra y Tu fidelidad son perfectas y en Tu tiempo todo será hecho. Ayúdame a confiar en Ti mientras espero. En El Nombre de Jesús, Amén.