Así fue destruido todo ser que vivía sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, los reptiles, y las aves del cielo; y fueron raídos de la tierra, y quedó solamente Noé, y los que con él estaban en el arca. Y prevalecieron las aguas sobre la tierra ciento cincuenta días. (Génesis 7:23-24)
Las aguas de las inundaciones llenaron todos los valles del mundo. El agua trepó por las montañas hasta cubrir todos los picos. Las personas que lograron sobrevivir a la devastación tuvieron que resistir un año en un zoológico cerrado. Pasaron casi la mitad de ese año flotando en un mundo silencioso, excepto por la vida en el arca.
El propósito del arca era proteger a los pocos seres vivos que quedaban de la muerte. El arca representaba la promesa y la esperanza. Aquellos que enfrentaban condiciones de vida menos que ideales tendrían un futuro para compartir con su familia y con el Dios que los rescata. Jesús es tu arca de protección. Acude a Él en busca de salvación. No te sorprendas cuando lleguen las dificultades. Las pruebas a las que te enfrentes nunca podrán compararse con el futuro que Él te ha preparado y el pasado de donde te ha rescatado.
Si la verdadera vida se encuentra en Jesús, aquellos que le sigan serán quienes la descubran. Al igual que Noé, te enfrentas a una elección. Puedes ceder ante la presión de personas que no comprenden, o puedes confiar en el Rescatador que te invita a un lugar seguro y eterno.
No importa cuáles sean las dificultades que enfrentes, ten la certeza de que Dios está contigo y te guiará a través de ellas. Recuerda siempre que en Él encuentras un refugio seguro y un amor incondicional. ¡Ten fe y confía en el plan que Dios tiene para ti!
Oración:
Señor, soy consciente de que Tú salvas y rescatas. Te agradezco que me ames. Estoy dispuesto a vivir para Ti incluso cuando lleguen los problemas, porque Tú has prometido estar conmigo en medio de ellos. En El Nombre de Jesús, Amén.