Las hormigas, pueblo no fuerte, Y en el verano preparan su comida. Proverbios 30:25
Si alguna vez has observado a las hormigas, probablemente te habrás dado cuenta de que no les preocupan mucho los obstáculos en su camino ni los grandes desafíos. No es raro ver a una hormiga transportar una migaja de comida de varias veces su tamaño por el tronco de un árbol. Están comprometidas con su tarea, independientemente de que tengan que subir, bajar, pasar por encima o atravesar el obstáculo más difícil para llevarla a cabo. Son un ejemplo increíble de diligencia.
Por desgracia, una de las razones por las que la gente a veces se rinde es que se sienten abrumados por sus circunstancias y fracasos pasados. Piensan: «¿Para qué? ¿Para qué intentarlo siquiera? Sólo voy a fracasar otra vez». Pero esa actitud no es propia de un hijo de Dios, y nunca lo será. Como personas habitadas por Su Espíritu, debemos ser firmes-diligentes en todo lo que hacemos en obediencia a Dios. Debemos tener fe en que, con Su ayuda, nada nos será imposible (Mateo 19:26). Por fe, confiamos en que el plan del Señor se cumplirá, ya sea que tenga que llevarnos hacia arriba, hacia abajo, por encima o a través de un obstáculo para lograrlo.
Amigo, ¿hay alguna tarea a la que Dios te ha llamado y que has evitado? No te concentres en la dificultad de tus circunstancias. Más bien, pasa tiempo en adoración y alabanza, concentrándote en el amor, el poder, la sabiduría y la provisión de Dios. Expresa tu agradecimiento por cómo Él te ayudará en esta situación y declara tu confianza en que Él te llevará a la victoria. Luego obedece y confía en que Dios te dará poder para conquistar cualquier desafío que se presente, sin importar cuán grande o abrumador parezca.
Señor, confieso que he postergado algunas cosas por miedo al fracaso. Pero te obedeceré aún cuando todo parezca abrumador porque confío en que Tú me guiarás a la victoria. En El Nombre de Jesús, Amén.