Y los cuervos le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo. (1 Reyes 17:6)
La Biblia nos relata en el versículo de hoy que Elías fue suplido por los curevos, quienes le llevaron pequeños trozos de carne y pan, sin embargo se debe presumir que no sería la mejor provisión, siendo estos, animales carroñeros que ingieren cualquier tipo de alimento. Y es además muy probable, que el agua del arroyo que bebió estaba un poco contaminada. Su situación era lo menos parecido a una situación de facilidad o comodidad.
Elías podría haberse quejado y renegado del momento por el que pasaba: Sin embargo mantuvo firme su voluntad de servir al Señor y mas aún su fe en las promesas que este había hecho confiado en que Dios estaba preparando para Él, bendiciones que iban más allá de sus sueños.
Tres largos años pasaron en medio de vicisitudes y luchas hasta que Dios ordenó a Elías: “Ve y preséntate a Ajab, porque yo haré llover sobre la tierra”. (1 Reyes 18:1)
Elías, consumada su visita al Rey, confirmó lo que el Señor le había dicho y anunció a Ajab: “Sube, come y bebe, porque hay ruido de lluvia abundante”. (1 Reyes 18:41). Imagínate de nuevo en el lugar de Elías. Después de tres años de sequía, dices: “Lloverá y no será poca lluvia”. Recuerda que Ajab no conocía a Dios como Elías, así que el rey podría pensar que Elías estaba siendo irónico o que se estaba volviendo loco. Y, en efecto, “vino una gran lluvia” (1 Reyes 18:45). ¡Dios estaba con Elías!
A veces no nos gusta dónde nos pone Dios. Decimos: “Señor, no me gusta esta situación. No me gusta donde estoy. Quiero hacer algo grande por ti. Quiero marcar la diferencia en mi mundo”. Quizá el Señor quiera que seas eficaz allí donde estás. Quizá quiere que aproveches las oportunidades que tienes delante y que estés en las pequeñas cosas.
¿Quién sabe lo que Dios tiene reservado para ti? Si Dios te ha dejado en un pequeño arroyo fangoso, por así decirlo, ¡quédate dentro! Sé fiel, haz lo que Él ya te ha dicho y espera en Él y en Su tiempo. Dios hará algo maravilloso por ti o contigo. Sólo tienes que estar disponible y abierto para hacer lo que Él quiera que hagas.
Padre, sé que hoy puedo estar en un lugar que no complace mis necesidades humanas, pero dame la fe para confiar, que, en medio de la prueba que atravieso, hay detrás una bendición que guardas para mí, pues Tus planes son los más altos, y los que más convienen para mi vida. Que Asi sea Señor, Te lo pido, En El Nombre de Jesús, Amén.
