Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. (Salmos 40:1)
Señor, tu que escuchas nuestra oración y conoces nuestros pensamientos, deseos y necesidades, no permitas que nuestro corazón se desespere ante ninguna tribulación. En los momentos de tentación, fracaso o sufrimiento, danos la fortaleza para no desisitir, y confiar en Tus promesas de paz y de victoria. Amén.