Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Romanos 8:26
¿Alguna vez te has preguntado, Hay una manera incorrecta de orar? ¿Alguna vez te preguntas si tus palabras al Padre son aceptables o si hay algo que no deberías decir? Entiende que Dios siempre comprende lo que piensas y sientes, y sabe exactamente lo que quieres decir aunque no encuentres las palabras para expresar lo que llevas dentro.
Lo esencial, sin embargo, es tu actitud en la oración. El objetivo del Señor no es simplemente conceder tus deseos y anhelos. Más bien quiere que sepas que Él es Dios Todopoderoso, Creador y Sustentador del cielo y de la tierra, que es bueno y amoroso contigo. Cuando te diriges a Él, tu súplica se dirige al trono más alto, a la autoridad suprema. Así que respétalo, ofreciendo reverencia, temor y deferencia al Rey de reyes y Señor de señores. El Espíritu Santo te ayudará.
Y sí, puedes ser sincero sobre tus sentimientos. Él ya los conoce. Siempre dile a Dios la verdad, pero también reconoce el poder y la santidad del Señor y responde a lo que Él te muestre con un espíritu arrepentido, dispuesto y adorador.
Señor, gracias por ser un Padre amoroso y comprensivo que siempre me escucha. Me acerco a Ti con reverencia, reconociendo Tu grandeza y santidad. Ayúdame a ser honesto en mis oraciones y a reconocer siempre Tu poder y autoridad. Enséñame a responderte con un corazón humilde y adorador, confiando en que Tu voluntad es buena y perfecta. En el nombre de Jesús, Amén.